domingo, 21 de abril de 2013

Historia de Querétaro

El Querétaro Prehispanico. 

Fue en la Sierra Gorda y en el valle de Querétaro, principalmente, donde existieron  asentamientos prehispánicos.
El valle de Querétaro empezó a poblarse alrededor del año 50 a.C. por gente dedicada a la agricultura donde esta  la pirámide de El Cerrito, el templo principal de estas culturas, ubicada al sur de la capital.

En el centro de lo que hoy es Santiago de Querétaro existió un poblado llamado Tlachco asentado sobre el cerro del Sangremal. Los antiguos habitantes peregrinaban hasta este lugar sagrado y dejaban ofrendas para sus dioses, pidiéndoles buenas lluvias. Curiosamente, años más tarde, fue ahí, en el cerro del Sangremal, donde desembocaría el agua traída por el Acueducto.

La fundación de Santiago de Querétaro, La batalla de la conquista de Querétaro fue larga y salvaje: los españoles se aliaron con los habitantes de Tlachco y, juntos, se batieron a muerte contra los chichimecas sobre el cerro del Sangremal. Hasta que ocurrió un milagro: el 25 de julio de 1531 el cielo, de repente, se oscureció, apareciendo en lo alto una cruz luminosa y, al centro, el apóstol Santiago blandiendo una espada de fuego. Al ver esto, los chichimecas se rindieron y aceptaron la nueva fe.


Querétaro Durante el Virreinato.

Santiago de Querétaro, la tercera ciudad más importante durante el Virreinato, se hallaba en medio del Camino de Tierra Adentro o Ruta de la Plata, por donde transitaban las caravanas cargadas de las riquezas que iban, desde las minas del norte, en los confines del reino, hasta la capital. Además, las haciendas ovejeras y la industria textil hicieron que la ciudad despuntara a causa de la buena calidad de sus mercancías. Los grandes capitales invertidos fueron los responsables del embellecimiento de la ciudad. Se levantaron fuentes, jardines, casonas y exuberantes templos barrocos con interiores de oro.


La conspiración y la Independencia. 

La noche del 15 de septiembre, las autoridades españolas tuvieron noticia de las juntas clandestinas que mantenían varios criollos en la Casa del Corregimiento. Entre los insurgentes, se encontraba el corregidor, Miguel Domínguez, y su esposa, doña Josefa Ortiz. La historia que sigue es bien conocida: nervioso, el corregidor encerró a su esposa bajo llave con miedo de que ésta cayera presa del pánico y empeorara las cosas. Doña Josefa, sin embargo –y sin pánico–, pudo comunicarse con Ignacio Pérez y con Aldama para que dieran alarma a sus colegas. Cabalgaron a San Miguel el Grande a avisarle a Allende y de ahí a Dolores, donde el cura Miguel Hidalgo resolvió convocar a la población para comenzar la lucha que traería la creación de la Nación Mexicana.

 La Reforma y el Fin del Segundo Imperio.

 En 1867, la ciudad fue nombrada Nueva Capital del Imperio Mexicano por Maximiliano de Habsburgo, quien la utilizó como el ultimo bastión de su imperio. Después de 71 días de sitio, las tropas republicanas, encabezadas por Benito Juárez, ingresaron a la ciudad. Un mes después, Maximiliano y dos de sus generales, Miguel Miramón y Tomás Mejía, fueron fusilados en el Cerro de las Campanas. De este modo, se restauró la República Federal y, con ello, Benito Juárez pudo poner en vigencia las Leyes de Reforma



 


 

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